La administración de fincas abarca todo lo que hace referencia a la propiedad de edificios y terrenos. Es la persona que se encarga de controlar y gestionar cualquier tipo de transacción en una comunidad de vecinos, por ejemplo. Tramita contratos de arrendamientos, compra y venta de propiedades, controla pagos y cobros, etc.
En muchas comunidades de vecinos esta figura suele ser el presidente de dicha comunidad. Sin embargo, cuando surgen problemas legales, un administrador de fincas está preparado para manejar este tipo de situaciones y actuar como mediador.
La administración de fincas no es fácil. Se necesitan personas que conozcan todos los pasos necesarios para presentar el “papeleo” que instituciones como Hacienda, demandan.
Si estás pensando en formarte en administración de fincas, sigue leyendo. Comentaremos qué aptitudes requiere este tipo de profesión. Y si sigues con la misma idea, echa un vistazo a nuestro Máster Experto en Derecho Inmobiliario + Máster Experto en Administración de Fincas. ¡Te ayudaremos a conseguirlo!
Índice de contenidos
La administración de fincas: competencias
Para llevar a tu cargo la administración de fincas, debes conocer una serie de requisitos. Si te ves capaz de cumplirlos todos, adelante.
1-. Organiza tu tiempo
Debes ser capaz de gestionar tus horas laborales para sacar a delante tu trabajo. Probablemente lleves la administración de varias fincas a la vez, de modo que sé consciente de ello para dar un buen servicio a todos tus clientes.
2-. Sé accesible
Los problemas vienen solos. Nunca sabes cuando pueden salir. Cuenta con ello y asegúrate de estar disponible todo el tiempo que puedas para que puedan localizarte fácilmente.
3-. Mediador de conflictos
La administración de fincas puede ser muy estresante. Es fácil que con los problemas, tus clientes entren en tensión. No pierdas tu motivación, es parte del trabajo.
4-. Lleva al día las cuentas
En un trabajo como la administración de fincas es fácil que no te cuadren las cuentas. Si gestionas comunidades de vecinos debes controlar al detalle los pagos y los cobros, y tener en cuenta la situación económica de cada persona. Pueden haber vecinos morosos, otros que no localices, etc.